Y que es eso del JPDA Alemania?

Somos un grupo de jóvenes interesados en lo que pasa en Colombia. Vivimos lejos del hogar y la gente que nos vió crecer, pero queremos hacer parte de la transformación de esa sociedad injustamente segregada y discriminada como sub-desarrollada. Queremos contribuir en la lucha que estan librando todos los sectores sociales en Colombia en la reivindicación de los mas básicos derechos. Creemos que en Colombia se puede seguir otro camino, por eso los invitamos a leer nuestros aportes y a suscribir comentarios que nos enriquezcan cada vez mas para mejorar. saludos. JPDA Alemania

17/07/2007

QUE PASA CON LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA EN COLOMBIA

Por: Diego Fdo. Marin
Secretario de Organización
Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU



Es normal encontrar alusiones a la privatización como desarrollo de la política neoliberal en los países de América Latina. Colombia en particular es un país en el que los sucesivos gobiernos han implementado estas políticas exitosamente, reduciendo el Estado, vulnerando los derechos económicos y sociales de los ciudadanos, acompañándose de una táctica represiva que combina la acción legal de los organismos de seguridad oficiales y la acción de los grupos paramilitares, que pretenden detener cualquier brote de inconformismo con la aplicación de esta política económica y social neoliberal.

En su afán de buscar mayores ganancias el capital busca convertir en negocio la absoluta totalidad de las necesidades de los ciudadanos. Por tal motivo en Colombia hemos asistido a la privatización de las empresas Estatales de los sectores estratégicos como las comunicaciones y lo energético, hasta llegar a la privatización de la salud, los servicios públicos y la educación, cuestiones básicas que los colombianos deben necesariamente cubrir, lo que convierte estos derechos (tal como se les denominaba antes) en un negocio con ganancias aseguradas para el sector financiero.

La Universidad pública y la educación superior en general es uno de estos antiguos derechos que están en la mira de la política neoliberal. Pero ocurre que por distintos motivos, hoy por hoy, este es prácticamente el último sector público al que no se ha podido privatizar total o parcialmente con el éxito que se obtenido en la salud o los servicios públicos (agua, energía, comunicaciones, aseo). Algunos de estos motivos pueden ser que en Colombia coexiste la Universidad Privada y la Universidad Pública, alcanzando un 50-50 en el cubrimiento de la matrícula nacional, asegurando desde hace bastante tiempo la inversión privada. Otro motivo y en mi opinión el más importante, es el hecho que si bien en Colombia no existe una única y sólida organización estudiantil, uno a uno y en cada universidad, los estudiantes son un foco de resistencia importante, quizá por el mismo papel histórico del estudiantado en este tipo de sociedades, que lo llevan a comprometerse de fondo con la defensa de los derechos sociales, económicos y políticos del conjunto de la población.

Es decir, mientras la política económica y social se alinderaba más hacia el neoliberalismo y golpeaba los derechos de los ciudadanos, las universidades se iban convirtiendo paulatinamente en un escenario de resistencia, no solo a estas políticas, sino también a la derechización de la política que hoy encuentra en Álvaro Uribe el fiel representante de un régimen que acude a la desaparición, el asesinato, el encarcelamiento y el exilio como una forma de asegurar el cumplimiento de sus propósitos. Al frente de este fenómeno se encuentra como principal actor el estudiantado, que gracias a las condiciones mismas que ofrece la academia, la libertad de cátedra y el espíritu democrático y de igualdad que reina en los campus, se consolidó como el único sector social capaz de poner contra la pared las pretensiones privatizadoras del actual gobierno.




Movilización del 10 mayo: casi 50.000 estudiantes en la calle protestaron
contra el gobierno a exactos 50 años de las jornadas de movilización que
terminaron con la dictadura de Rojas Pinilla.


A medida que avanza entonces el neoliberalismo carcomiéndose como un cáncer letal los derechos de los ciudadanos, la amenaza sobre la universidad no es solo la privatización, sino la represión que busca eliminar cualquier voz disidente del discurso oficial. Al mismo tiempo, el cambio estructural de la sociedad colombiana en función de asegurar la ganancia del capital financiero transnacional obliga a un cambio en los objetivos de la educación superior, ya no siendo este el buscar la formación de personas aptas para criticar y transformar en función de empujar hacia delante la sociedad, sino simplemente el de adiestrar rápida y eficazmente a los individuos en algún oficio.

La política neoliberal para las universidades colombianas en resumen es privatización, represión y cambio absoluto en su razón de ser, regresándonos a un modelo de educación superior cercano al siglo XIX. Significa no solo la involución de la universidad, sino la involución misma de la sociedad colombiana, condenando a la ignorancia y al servilismo a la mayoría de los individuos que la componen, mientras que una escasa minoría, educada en el exterior o en las universidades de elite, es formada para administrar y garantizar el orden incontrovertible de un país condenado a la premodernidad.

Por tal motivo hoy la situación de la universidad en Colombia es el enfrentar la peor amenaza en los últimos 50 años, amenaza que significa no solo su desaparición como instituciones verdaderamente públicas, sino como pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad, como escenario forjador de hombres y mujeres capaces de criticar y transformar con el poder que otorga el alcanzar la construcción y producción de conocimiento científico, rasgo inmodificable de las sociedades que aspiran avanzar y abrazar el proyecto de la modernidad, tanto en lo que se refiere al proyecto político de la democracia, como al proyecto económico de la seguridad social y económica.

Desfinanciación, reformas académico-administrativas y persecución son las manifestaciones concretas de esta amenaza que encuentra en el gobierno Uribe su principal agente. Desfianciación quiere decir el paulatino y sistemático desentendimiento de la responsabilidad financiera del Estado con la educación superior, el ejemplo más claro es el de la Universidad Nacional, que mientras en 1994recibía el 80% de su presupuesto como aporte directo del Estado, hoy este porcentaje apenas alcanza un 50%. Como si esto fuera poco, el Plan Nacional de Desarrollo aprobado por el congreso obliga a que las universidades asuman el pasivo pensional, completando así la crisis financiera de estas instituciones que se verán forzadas cada ves en mayor medida a elevar los costos de matriculas, reducir su plata de trabajadores, disminuir la calidad de sus profesores ante la imposibilidad de pagar salarios dignos y disminuir también la calidad de la enseñanza para poder subsistir.

Esta presión económica opera como un arma en la cien de las universidades utilizada por el gobierno para forzar cambios en su estructura académico administrativa, eliminando las carreras del área de humanidades, obligando a la reducción de los contenidos curriculares para que los estudiantes alcances el título de grado rápidamente, fusión de carreras, separación de la docencia y la investigación debido a los altos costos de la última, entre otras medidas que convierten a las universidades no en centros de producción de conocimiento científico, sino en grandes y caros politécnicos. En lo que se refiere a lo administrativo el acento se encuentra en al eliminación total de la autonomía universitaria y los espacios de participación democrática de los estamentos que la componen, imposición de rectores y reglamentos cada vez más represivos son la nota predominante.

Finalmente la persecución deja cifras que hablan por si solas, en menos de dos años han asesinado a 8 dirigentes estudiantiles, el saldo de desplazados alcanza el medio centenar, acompañado esto de los señalamientos y la persecución oficial que muestra a los estudiantes universitarios como terroristas, agentes desestabilizadores que deben ser objeto de la más acuciosa inteligencia y provocación de los organismos de seguridad.

Es frente a este panorama que en los últimos dos meses Colombia ha visto resurgir al movimiento estudiantil, con movilizaciones en un solo día y en la capital de la república de más de 150.000 personas, ya que el mensaje de rechazo llega cada vez a más oídos de otros ciudadanos que viven su propio calvario. El papel del movimiento estudiantil en la historia colombiana ha sido el de irrumpir en momento de crisis, para señalar lo que esta mal y jalonar al conjunto de la sociedad hacia las propuestas de cambio. Hoy Colombia esta en un momento similar y lo que se tiene es sencillamente el cumplimiento de la responsabilidad social de los universitarios que ayudan a nutrir cada vez con más fuerza las filas de los inconformes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ajá, es por eso que mientrantras haya la oportunidad de movilizar a más através de nuestra voz no lo podemos callar,bien por tí y por nosotros.