Y que es eso del JPDA Alemania?

Somos un grupo de jóvenes interesados en lo que pasa en Colombia. Vivimos lejos del hogar y la gente que nos vió crecer, pero queremos hacer parte de la transformación de esa sociedad injustamente segregada y discriminada como sub-desarrollada. Queremos contribuir en la lucha que estan librando todos los sectores sociales en Colombia en la reivindicación de los mas básicos derechos. Creemos que en Colombia se puede seguir otro camino, por eso los invitamos a leer nuestros aportes y a suscribir comentarios que nos enriquezcan cada vez mas para mejorar. saludos. JPDA Alemania

13/02/2010

Colombia el error de ser joven


En Colombia, ser joven es un error. Colombia es un país de jóvenes. El 51 por ciento de los colombianos (más de 22 millones de personas) tienen menos de 25 años, y unos 10 millones están entre los 14 y 26 años. Tenemos entonces 22 millones de errores. ¿Qué se entiende por joven? La Ley No. 375 del 4 de julio de 1997 “por la cual se expide la Ley de la Juventud”, dice en su artículo 3º que “Para los fines de participación y derechos sociales de los que trata la presente Ley, se entiende por joven la persona entre 14 y 26 años de edad”. Crece el número de errores. Errores que son víctimas de errores: hace algunos años, el 11 de abril de 2004, el Ejército dio muerte a cuatro niños en Cajamarca, Tolima. El hecho se atribuyó a “un error” militar, y el presidente de la República dijo que ese problema se reparaba “indemnizando a las familias”. El alto comisionado para los Derechos Humanos protestó por ese hecho y por esa declaración. Dos de esos niños, de 17 años cada uno, casados entre sí, se llamaban Albeiro y Yamile. Sus familiares declararon que "no hacían más que trabajar juntos en el campo. Le hacían a lo que saliera. Si les tocaba jornaliar lo hacían, si era ordeño y lechería también lo hacían". Yamile apenas había hecho cuarto de primaria en Ibagué. Su sueño era ganar lo suficiente para comprarle una casa a la mamá y después comprar un pedazo de tierra para ella y su hijo. Otro de los muertos, Julio César, de 14 años, hizo hasta segundo de primaria y luego se dedicó a las labores del campo, para ayudar a sus padres a sostener a sus ocho hermanos.

Los jóvenes por su forma de vida necesitan de programas, proyectos e ideas nuevas que se acomoden a sus necesidades. No hay que ofrecerles lo que ya existe, hay que construir lo que no existe y ser ágiles para ir a la velocidad de sus ritmos de vida y gustos. Las instituciones deben promover no solo espacios académicos, laborales, pedagógicos, lúdicos sino también espacios libres, de fiesta, jolgorio y desorden que permita vivir la juventud con sus riesgos y desmanes. En lugar de esto tenemos “La ley de la juventud”. Los documentos sobre la juventud. Los artículos sobre la juventud. Los jóvenes comenzaron a ser tenidos en cuenta cuando hace más de veinte años un muchacho de 14 años, asesinó al ministro de Justicia. Era un sicario, pagado por las bandas de narcotraficantes. En ese momento, 30 de abril de 1984, Colombia se dio cuenta de que aquí había una cosa que se llamaba “jóvenes”. Cosa, digo, porque entonces apenas eran cosa. Después, con el Plan Nacional de Prevención de la Drogadicción, se convirtieron en problema. Y luego, con la Consejería Presidencial para la Juventud, la Mujer y la Familia, en tema. Hasta que lograron ser artículo. En Colombia todos somos artículo. Artículo ad usum, in artículo mortis. Desde 1991 los jóvenes son “artículo 45”. El artículo 45 de la Constitución les garantiza su participación en la vida pública. No quiero pensar cuál será la vida pública de las jóvenes mujeres desplazadas que no tienen empleo. Y luego un viceministerio, y por último una ley, que es el sitio donde culmina en Colombia todo proceso: la ley que no sirve absolutamente para nada. La de los jóvenes es la 375 de 1997, con la que el asunto de la juventud pasó de programa de gobierno a política de Estado. Y ahora como política y con un sistema a su servicio: el Sistema Nacional de Juventud, ya pueden sentirse satisfechos.
Pero ser joven en Colombia no es para sentirse satisfecho. En el año 2002 una coalición de 500 ONG de 40 países denunció en Nueva York que “Unos 4.000 niños soldados son utilizados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y más de 3.000 por los grupos paramilitares”. Siete mil menores. Pero las estadísticas siempre juegan con la realidad. Nunca son exactas. Un año más tarde, en julio del 2003, las Naciones Unidas presentaron un panorama mucho más dramático. De los 38.000 combatientes de los grupos armados ilegales de Colombia –dijeron en un informe–, 24.000 son jóvenes entre los 14 y 24 años, con el agravante de que muchos están allí en contra de su voluntad. Las Naciones Unidas advierten sobre las precarias condiciones de vida que tienen miles de jóvenes en el país, no sólo por el reclutamiento por parte de los actores armados, sino por la falta de oportunidades y el desplazamiento forzado. El organismo observó que la problemática de los jóvenes en la guerra se concentra en las áreas rurales donde la falta de empleo, la violencia sexual, el alcoholismo y la siembra de cultivos ilícitos hacen que los grupos ilegales se aprovechen para reclutarlos. Una cosa es lo que convoca a los jóvenes y otra lo que los recluta. A los jóvenes los convoca todo aquello con lo que se sienten identificados, el arte, la música, la solidaridad, la política (no la politiquería). Y los reclutan las AUC, las Farc, el Ejército, los capos en el negocio de la trata de blancas, los politiqueros, las pandillas, el dinero fácil etc.
En febrero del 2004 en el informe “Colombia: guerra contra los niños y niñas”, se sostuvo que en Colombia aumentan la 'limpieza social' y la utilización de menores en labores de inteligencia. El informe fue realizado durante más de un año por Watch List (una red de organizaciones no gubernamentales entre las que se encuentran Save The Children, Visión Mundial y Care internacional). Allí se señala además el aumento del reclutamiento de menores, y la utilización y maltrato de las niñas por el simple hecho de ser mujeres. Para demostrarlo mencionan varios casos concretos denunciados por diferentes organizaciones a nivel nacional. Entre ellos, el asesinato por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) de tres niñas en Corinto (Cauca), una de ellas embarazada, que se rehusaron a seducir a policías para sacarles información. También recordaron el secuestro y tortura de tres niños el pasado 16 de agosto en Medellín por parte de las Autodefensas, para obtener información sobre organizaciones que operaban en sus barrios. Dos de ellos fueron asesinados. En ciudades como Cartagena, Medellín, Bogotá y Sincelejo ha reaparecido el fenómeno de limpieza social en zonas marginales habitadas por familias desplazadas.
La situación de la infancia en Colombia es preocupante, sin embargo, no hace parte de las prioridades en la agenda internacional. Y aquí, al interior del país, se habla de los niños en términos de su derecho a la educación y la salud, pero no es visible que ellos también están siendo desaparecidos, torturados y asesinados a causa de la guerra. El conflicto también ha afectado el acceso de los niños a la educación y la salud. Analiza la situación de minas antipersonales, el efecto de las fumigaciones en su salud y el aumento de abuso sexual y tráfico de menores por la violencia y la pobreza. Sin embargo, la impunidad en todos los casos es extrema. Según la Defensoría del Pueblo, en el 2002 hubo 4.077 niños que sufrieron una muerte violenta, de los cuales solo 12 casos llegaron a los tribunales. Y aquí hay que hacer una precisión indispensable, lo que se quiere es que tanto en Colombia, como en el resto del mundo se entienda que los casos que salen por los medios no son aislados, sino eventos que ocurren sistemáticamente contra los niños del país”.
Según la UNICEF: El conflicto armado interno ha causado hasta ahora el desplazamiento de cerca de tres millones de colombianos, de los cuales alrededor de un 40 por ciento son niños. ¡Un millón doscientos mil niños desplazados!
Las Naciones Unidas dicen: “el tercer país del mundo en cuanto a desplazados internos como consecuencia de un conflicto armado es Colombia”. En febrero del 2004, la misma organización afirmó que Colombia es “el tercero en desplazar a los niños, después de Sudán y Somalia, siendo el 45 por ciento de los 2.5 millones de desplazados que hubo en el 2002, además de los 200.000 refugiados que están en otros países”. La situación del desplazamiento es dramática. Alrededor de 2 millones 700 mil personas han tenido que huir de sus zonas de origen y reacomodarse dentro del territorio nacional porque sus derechos fundamentales fueron desconocidos o no fueron protegidos por parte del Estado o de los grupos armados irregulares que infringen sistemáticamente el derecho internacional humanitario que protege a la población civil, aún en casos de guerras internas. En los últimos cinco años un promedio de 300 mil personas se desplaza anualmente en Colombia. La cifra tiende a crecer en la medida en que persiste el conflicto armado interno y su degradación. Es decir, poco menos de mil personas por día son desplazadas en el país, de las cuales el 65% corresponden a niños, niñas y adolescentes menores de 18 años y el 55% a niñas, adolescentes y mujeres adultas, muchas de éstas viudas, abandonadas o en situación de separación forzada como consecuencia de la guerra. Un año después, en julio del 2003, el Fondo de las Naciones Unidas reveló que cerca de 30.000 jóvenes desplazados por la violencia en Colombia han cometido delitos e infracciones luego de que se vieron forzados a abandonar su lugar de origen. De cerca de 800.000 personas desplazadas entre los 18 y los 25 años, un 3,75 por ciento ha ido a responder ante la justicia, mientras que unos 2.000 han sido condenados por delitos como hurto famélico (por hambre), robo y estafa, asociados a su condición. El organismo de la ONU reveló también que unas 15.000 mujeres desplazadas, la mayoría de origen campesino, de 15 a 20 años, son sometidas a la prostitución en los grandes centros urbanos. Para el PNUD esas cifras muestran "la magnitud de una verdadera calamidad humanitaria en Colombia". En febrero del 2004 las Naciones Unidas dijeron que en Colombia hay entre 20 y 35 mil niños sometidos a explotación sexual, y 15 mil niños en la calle, y que siete niños mueren diariamente a causa de muertes violentas. UNICEF: En Colombia, las desigualdades entre los diferentes estratos sociales siguen siendo muy altas y así, mientras que la tasa media de mortalidad infantil ha caído a 26 por mil, en las zonas más pobres del país se eleva hasta el 76 por mil.
A finales del 2002, la 'Encuesta sobre caracterización de la población entre 5 y 17 años en Colombia' demostró que un millón y medio de menores entre 5 y 17 años trabajaban en ese momento en Colombia y que más de la mitad no recibe ningún salario. De un total de 11.326.000 niños y jóvenes en esa edad, cerca de 185.000 están buscando en qué ocuparse. Uno de los datos más preocupantes se refiere a los niveles de ingreso: el 26 por ciento perciben menos de 71.500 pesos mensuales por su labor y el 16 por ciento entre 71.500 pesos y 286.000 pesos. Apenas el 1 por ciento del total ganan un salario mínimo o más. El hecho de que en el 99 por ciento de los casos están mal remunerados tiene otro agravante: el 17,2 por ciento de quienes trabajan (cerca de 300.000) son niños menores de 12 años.
Y, sin embargo, los jóvenes de Colombia repudian la violencia (de cualquiera) pero, más aún, la falta de acción ante ella. Muchos, por qué no decir la mayoría, apoyan la acción militar. Eso se reflejó en los resultados electorales del 2002, que llevó a Colombia a un gobierno de extrema derecha. Salíamos de un gobierno inútil, que había pasado tres años y medio de un período de cuatro en buscar un acuerdo de paz sin fundamento con los guerrilleros. El “proceso de paz”, como se le llamó, fracasó. Y el país se volcó hacia la otra opción: mano fuerte, represión. El fracaso ha sido total. Este gobierno es enemigo de los jóvenes.
No hay política de Estado frente a la juventud. En este momento a lo que se le está dando muy duro, es a "Jóvenes en Acción" como el componente para jóvenes del "Plan Colombia", allí se aspira a tener a 100.000 jóvenes capacitados en el año 2004. Son soluciones laborales para jóvenes del estrato 1 y 2. Son cursos técnicos y tecnológicos de seis meses con otros tres de práctica en empresas. Son asitencialistas y no se salen de la panadería, la mecánica, la costura, la construcción pero no ofrecen más opciones.
¿Qué esperan los jóvenes? No esperan nada. . A ellos nunca les han dado nada como para esperar algo. Creo que esperan una razón de ser, un ideal que los convoque y agrupe.
Le pedí a Julián Quintero, uno de mis corresponsales en Colombia, que me dijera, para esta ocasión, qué quieren los jóvenes. “Queremos, me contestó, que se nos vea como sujetos sociales valerosos, con oportunidades de participación, que seamos tenidos en cuenta, que tengamos no solo la posibilidad de decir y hacer sino que se nos respete y se tenga en cuenta lo que hacemos y decimos. Necesitamos que nos dejen de mirar como sujetos inacabados, que no somos dueños de nosotros mismos, que no podemos actuar ni incidir y que sólo se debe dejar pasar esa enfermedad llamada juventud para ponerles cuidado o escuchar lo que dicen”.
Fernando Garavito 2004

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