El barco en que viajaba se vio rodeado de una nube espesa de colores que no paraba de moverse. No había espacio donde la vista no estuviera abrigada por nubecillas inquietas. "Nievan mariposas", gritaban los marineros del 'Beagle'. Allí estaban, frente a las costas de la Patagonia.
Habían partido desde Inglaterra en un pequeño barco que tenía por misión recopilar información sobre la hidrografía de la Patagonia y Tierra de Fuego y efectuar una serie de trabajos cronométricos alrededor del planeta. El viaje duró poco más de cinco años, 1831-1836. Darwin era solo un joven de 22 años embarcado en el pequeño barco en calidad de naturalista voluntario, sin sueldo, en una misión que no pasaba de ser secundaria. El joven no se imaginaría que este viaje fruto de la casualidad lo marcaría para el resto de su vida.
Este año, el mundo académico conmemora ciento cincuenta años de la publicación de 'El origen de las especies'. Inglaterra se prepara con exposiciones, esculturas, festivales, congresos científicos, documentales de la BBC. El Museo de Historia Natural de Londres ha inaugurado la exhibición 'Darwin, la gran idea', que ya ha sido recorrida por miles de visitantes. El pequeño 'Beagle' ha sido reconstruido para que el público se imagine por un instante navegando en él. Y en su poblado natal, Shrewsbury, en medio del frío invierno se efectuarán festejos y se partirá un pastel con doscientas velas que recordarán los años que han pasado desde su nacimiento.
Pero, qué es lo que se conmemora realmente, dónde está la importancia de su trabajo. La Iglesia siempre ha tratado de dar una explicación providencial a todo y el poder que alguna vez adquirió le permitió atenazar el pensamiento, el trabajo, la sexualidad, la política a sus fauces. Un poder tan abarcador como el que desearía tener hoy. Por lo tanto, tenía una explicación sobre el origen de los animales y del hombre que parecía satisfactoria. Todos fueron creados por una providencia divina y cada una de las especies lo fue de modo independiente.
Darwin se dedicó a sumar a lo largo de su vida una diversidad de casos para demostrar que esa explicación era errónea. ¿Por qué en cada uno de los islotes que forman las Islas Galápagos existe un pinzón con un pico diferente?, ¿por qué el ornitorrinco tiene un pico parecido al de un pato y el cuerpo similar al de una nutria?, se preguntaba.
Las especies no son inmutables, ni han sido creadas de modo independiente, diría. Tienen origen en una progresión evolutiva que se lleva a cabo, fundamentalmente, a través de la selección natural. Que opera en la forma de variaciones heredables. Es decir, que los seres vivos del planeta han evolucionado de formas de vida anteriores y estas, a su vez, han evolucionado de otras mucho más lejanas.
La idea de la progresión evolutiva ya había sido expuesta antes de la aparición de su libro. Incluso, su abuelo había escrito un texto conjeturando sobre el tema. Sin embargo, los trabajos que le precedieron -excepto el de su socio Alfred Russel Wallace- terminaban imbuidos en explicaciones metafísicas o teleológicas sobre algún fin trascendental preestablecido.
La diferencia estuvo en que Darwin elaboró una explicación orgánica y no sobrenatural de la evolución, la sustentó con una suma de evidencias y sugirió el medio principal a través del cual se modifican las especies, la selección natural. Y su argumento no acababa allí. Todo lo anterior también habría de aplicarse a los seres humanos. Una especie de homínido cuya descendencia provendría de "un cuadrúpedo hirsuto dotado de cola, probablemente arborícola", escribiría. Hoy, la genética ha venido a aclarar esta idea; no a refutarla.
La tierra había dejado de ser el centro del universo, la tierra había dejado de ser plana, la mano de una providencia había dejado de ser la autora de las especies, y el hombre había dejado de ser excepcional y pasaba a convertirse en un animal más, extinguible al igual que los otros. Aquí radica la importancia de su pensamiento y las razones de esta festiva conmemoración.
El gusto por la poesía lo llevó a la afición por los paisajes naturales; los fósiles de las montañas inglesas y el pico de los pinzones de las Islas Galápagos, a interrogantes sencillos; el saludo de indígenas en Tierra de Fuego y Nueva Zelanda, a preguntas sobre las facultades humanas. Todo parece estar relacionado con todo cuando encontramos cómo enlazarlo. Al igual que sucede en la naturaleza.
"La mente no puede captar la plena significación ni siquiera del término un millón de años; no puede sumar y percibir el efecto total de múltiples y ligeras variaciones acumuladas durante un número de generaciones casi infinito", pensó. No obstante, siglo y medio después la tecnología hace más fácil para todos comprender estas ideas.
Si el joven Darwin no se imaginó el impacto que tendría aquel viaje dentro del 'Beagle', ¿quién se iba a imaginar en su tiempo que hoy muchas personas fueran a estar de fiesta porque el origen de la vida se presenta de modo natural? Algo realmente ha cambiando en estos humanos de ahora.
Cuando los habitantes del natal Shrewsbury apaguen las doscientas velas del pastel que han preparado tal vez se encuentren en medio de nubecillas inquietas. Y quizás también, en medio del frío inglés, nieven mariposas.
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