Y que es eso del JPDA Alemania?

Somos un grupo de jóvenes interesados en lo que pasa en Colombia. Vivimos lejos del hogar y la gente que nos vió crecer, pero queremos hacer parte de la transformación de esa sociedad injustamente segregada y discriminada como sub-desarrollada. Queremos contribuir en la lucha que estan librando todos los sectores sociales en Colombia en la reivindicación de los mas básicos derechos. Creemos que en Colombia se puede seguir otro camino, por eso los invitamos a leer nuestros aportes y a suscribir comentarios que nos enriquezcan cada vez mas para mejorar. saludos. JPDA Alemania

15/11/2011

Un nuevo panorama

Francisco Torres, Arauca, noviembre 14 de 2011.


Ya había brisas de un resurgir de la lucha popular en Colombia: la batalla en Bucaramanga que dio al traste con la pretensión aniquiladora de entregar el páramo de Santurbán al arsénico y al mercurio de la multinacional canadiense Greystar; el levantamiento de los obreros de las contratistas y subcontratistas de la Pacific Rubiales, justamente encolerizados por la súper explotación; la batalla –silenciada por los monopolios de las comunicaciones- de miles de obreros de la palma en Santander y Cesar; las marchas de los educadores; las protestas del sector de la salud; la resistencia a la expoliación de las regalías; las repetidas protestas de los usuarios en la Costa, entre otras.


Pero eran corrientes dispersas y sin la potencia precisa para imprimir un nuevo sentido. Prevalecía el ánimo conciliador con la política neoliberal de Santos. Ante la catarata de proyectos y decisiones contrarias a los intereses de los colombianos la mayoría se plegaba. La Unidad Nacional de Santos crecía como verdolaga en playa. Primero el partido Verde y luego los Progresistas, enternecidos por los bellos ojos del presidente, se declaraban sus aliados. Hasta cuatro parlamentarios del Polo se declaraban en “oposición alternativa”, que es una vieja manera de señalar que apoyan al gobierno esperando que no se les note mucho. Tan sólo el Polo mantenía y mantiene su oposición.

El paro de los universitarios es una gran bocanada de esos vientos del pueblo ensalzados por Miguel Hernández, que despejan la vista abriendo nuevos panoramas. No es que los miasmas del conciliacionismo con el gobierno hayan sido desgarrados generalmente, pero cuan deleznables aparecen –en su verdadera dimensión- las astucias pro santistas de los conciliadores ante la fuerza, la constancia, el valor, la claridad y la inteligencia de la juventud colombiana.

Después del paro nacional convocado por FECODE en 1993 -que triunfante preservó la financiación de la educación pública en primaria y secundaria y estableció La Ley General de Educación y con ella, por un breve período, la autonomía educativa, es este Paro Universitario la primera gran derrota que sufre el neoliberalismo en Colombia en dieciocho años.

El primer aspecto importante del paro es su contenido: la defensa de una educación pública prestada directamente por el Estado, con alto nivel científico y autonomía de la comunidad educativa. Con esa bandera hizo añicos el discurso neoliberal prevaleciente de que lo mejor es lo privado y trajo a la memoria a un pensador y hombre de acción –Carlos Marx- que recomendó a los obreros alemanes en el siglo XIX la receta adecuada: que el Estado ponga los recursos y la sociedad decida que educación quiere.

El segundo aspecto importante es el método: la movilización de las masas, llevada de manera tan intensa y creativa por los jóvenes que derrotó tanto la conciliación a la que melosamente los incitaban, como cubrió de oprobio a los Godofredo Cínico Caspa encarnados en Francisco Santos, alias “el eléctrico”.

Ahora bien, no es que el presidente Santos haya reculado por su espíritu conciliador, sino que su viraje como lo dice la declaración política de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil “obedece a la contundencia de la movilización estudiantil, encabezada por la MANE, la cual ha permitido que confluya tanto el conjunto de la comunidad universitaria, como amplios sectores sociales y populares” .

En medio de una crisis económica mundial que de lejos es mayor, más profunda y más devastadora que el crack de 1930, la rebeldía de los pueblos asciende con fuerza. De Atenas a Nueva York, de Londres a Valparaíso los humillados y los ofendidos con indignación protestan en las calles. Faltan claridad y contundencia ¿Las traerán los jóvenes? ¿Serán ellos como ayer lo fueron los muchachos de la Expedición Botánica, los estudiantes de Pekín, los de Moscú, los de París, los que sentaron las bases culturales para crear naciones, liberar del yugo de los imperios, barrer emperadores y sátrapas?

El futuro, que en estos terribles y aleccionadores trances, es tan inmediato que se superpone al presente, lo dirá.

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