Y que es eso del JPDA Alemania?
Somos un grupo de jóvenes interesados en lo que pasa en Colombia. Vivimos lejos del hogar y la gente que nos vió crecer, pero queremos hacer parte de la transformación de esa sociedad injustamente segregada y discriminada como sub-desarrollada. Queremos contribuir en la lucha que estan librando todos los sectores sociales en Colombia en la reivindicación de los mas básicos derechos. Creemos que en Colombia se puede seguir otro camino, por eso los invitamos a leer nuestros aportes y a suscribir comentarios que nos enriquezcan cada vez mas para mejorar. saludos. JPDA Alemania
21/02/2012
LAS IMPORTACIONES DESTRUYEN LA PRODUCIÓN DEL AGRO Y LA INDUSTRIA NACIONALES
La propaganda santista se esfuerza por convencer al país de la
solidez de las políticas de su Unidad Nacional, a sabiendas de que
los vientos de crisis mundial se están convirtiendo en huracanes, y
que las cifras y fórmulas que presenta para embellecer una economía
dependiente de la extracción de materias primas, sometida a la
manipulación de la “confianza inversionista” y de los TLC, menoscaba
la industria, el agro y los salarios nacionales, agravados por creciente
desempleo e informalidad. Esto indica inexorablemente que la
retórica y el engaño a favor del modelo imperante terminará por
reventar la falsa Unidad, porque de Nacional ya no le queda ni la
moneda.
En esta encrucijada a la que han llevado al país, no sobra repetir
certeros argumentos a favor de la resistencia al saqueo y en defensa
de la soberanía económica de la nación, expuestos en 1999 por el
hoy Senador de la República, Jorge Enrique Robledo (1) anunciando
la gravedad del impacto de la apertura económica en palabras del
entonces presidente de la Junta Nacional de la ANDI, Darío Múnera
Arango, quien señaló:
“la competencia no es entre empresas sino entre naciones, naciones
completas (…) en el ámbito internacional, más que la capacidad
de competencia empresarial o de competencia industrial juega la
capacidad nacional de competencia” (2).
“Significaba con ello Múnera Arango, concluye Robledo, que en
el precio de cualquier mercancía que se envía por el mundo, lo
principal, lo determinante, no es la voluntad de los individuos que la
producen sino las circunstancias en que ellos actúan, es decir, las
condiciones nacionales que les hayan permitido, o no, acumular
capitales y tecnologías que de ellos se derivan, y si se benefician
de maquinarias con precios razonables, de créditos abundantes y
baratos, de insumos con precios bajo control, de altos niveles de
educación, investigación científica y asistencia técnica, de grandes y
pudientes mercados internos, de enormes obras de infraestructura,
de fletes internos baratos, de subsidios abiertos y encubiertos, de
barreras proteccionistas arancelarias y fitosanitarias y de las restantes
garantías que, en últimas determinan quién vence a quién en la
competencia internacional”.
Es decir, de lo que se trata es de la existencia o no de un Estado
soberano, que mínimamente goce de autonomía, que proteja su
territorio, sus recursos e impida la descapitalización del patrimonio
nacional y la expoliación de su mano de obra.
En la misma ponencia, titulada “Neoliberalismo y desastre
agropecuario”, Robledo cita a Lester Turow, decano de la escuela de
administración del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT):
“tome cualquier producto, sume la capacidad mundial para producirlo,
calcule a cuanto habrá de comprarlo el mundo, y habrá cuanto menos
un 30 por ciento de exceso de capacidad de producción” (3).
Y para el caso del agro Turow señaló:
“el mundo sencillamente puede producir más de lo que necesitan
comer los que tienen dinero para pagar. Ningún gobierno firmará un
acuerdo que obligue a un elevado número de sus agricultores y a una
gran extensión de sus tierras a retirarse de la agricultura” (4).
Robledo precisa que cuando Turow habla de “ningún gobierno”, no se
refiere a los de Gaviria, Uribe y Santos, sino a los de Estados Unidos y
las otras potencias.
Repasamos estos principios porque Santos está empeñado en poner
a funcionar su locomotora minero-energética y sus TLC, afectando
sensibles intereses nacionales que inevitablemente se le opondrán,
y al favorecer a las multinacionales con sus felonías, estimulará
una auténtica Unidad Nacional, la de los afectados por las políticas
del imperialismo y sus agentes. Y no podía ser de otra manera,
porque la resistencia mundial a la extorsión financiera impuesta a los
pueblos por los banqueros internacionales, agita el espíritu de unidad
de los productores y trabajadores colombianos ante la aberrante
concentración de la riqueza y entrega del país a especuladores
extranjeros.
El autorizado juicio del profesor Eduardo Sarmiento Palacio,
persistente contradictor de la ortodoxia neoliberal, consigna una
vez más sus atinadas críticas a propósito del foro “Riesgos del TLC
con Corea”: “La minería, en razón de su alta rentabilidad privada,
propicia la entrada masiva de inversión extranjera que presiona
la revaluación e impide el florecimiento de otras actividades. El
resultado es una enfermedad holandesa en que el consumo de bienes
industriales y agrícolas se adquiere en el exterior, la producción se
realiza en actividades que no generan mayor empleo o lo hacen en
la informalidad y se configura con un cuantioso déficit creciente en
cuenta corriente”. Y confirma el desastre de la apertura económica,
con la siguiente afirmación: “…los hechos se han encargado de
demostrar que los beneficios de los bienes transables se encuentran
más en la producción y el empleo que en el abaratamiento de las
importaciones”. (5).
Una declaración desde Berna-Suiza del foro de Ambiente y Desarrollo,
aparecida en la publicación AGROPOLY (6) de diciembre de 2011,
desnuda una vez más ante el país a los impenitentes burócratas
que lo gobiernan, porque defienden intereses monopólicos que
sólo a ellos no los afecta. El documento reseña lo que sucede en el
mundo del café y otros alimentos controlados por cinco reconocidas
transnacionales: NEUMANN, VOLCAFÉ, ECOM, KRAFT y NESTLÉ
que manejan la vida de 25 millones de campesinos y 500 millones de
consumidores con el dominio del 55% del comercio mundial del café.
Y tres tostadoras, NESTLÉ, SARALEE Y KRAFT manipulan el 40%
del mercado mundial.
NESTLÉ, mediante contratos, auténticas maquilas, en México,
Tailandia, Filipinas e Indonesia maneja 16 millones de plantas de
café y planea para el año 2020 tener bajo su control 220 millones de
cafetales.
Además de estas cinco multinacionales en los negocios del café, la
declaración de Berna reporta el top de las diez mayores, donde están
las ya mencionadas que monopolizan el 15,5% de la comida para
animales. Por ejemplo, cuatro de ellas dominan el 99% del mercado
de la crianza de aves.
El 74% del mercado de las semillas está en manos de las diez
mayores corporaciones y MONSANTO predomina con el 27%.
El 55% de los fertilizantes del mundo está en manos de tales
monopolios con sede en Estados Unidos, Alemania, Canadá, Holanda
e Israel. El 90% de los pesticidas igualmente están bajo su control.
Es decir, los negocios de la globalización tienen dueños reconocidos
en el agro, al igual que en la industria automotriz, la petroquímica y
la minería. Es así como monopolios en Brasil y Argentina producen
el 48% del total de la soya como energía que se transforma en
carne, leche y huevos para los negocios del primer mundo. Esta
recolonización nos debe movilizar a los colombianos a defender la
tierra y la soberanía alimentaria de nuestro país e impedir que los
inversionistas se la apropien con la complacencia del gobierno, que
les brinda todas las garantías en el Plan Nacional de Desarrollo,
burlándose de los campesinos despojados de sus fincas con la
ridícula restitución de la cacareada Ley de víctimas.
Defender la tierra para cultivar nuestros alimentos e impedir la
confabulación de los TLC, que arrasa la industria y el trabajo nacional,
garantizará nuestra dieta básica suplantada por las importaciones y la
especulación con los alimentos que causa el hambre en el mundo.
Álvaro Rodríguez Soto.
Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria-Cundinamarca.
Bogotá, febrero 20 de 2012.
___________________
1. Ponencia presentada en el foro “El impacto de la apertura en el sector
agropecuario”, organizado por la Asociación por la Asociación Nacional por la
Salvación Agropecuaria, 8 de junio de1999 en Ibagué.
2. Revista ANDI, # 102 P.15
3. El Tiempo, 14 de febrero de 1993.
4. Thurow, L., La guerra del siglo XXI, p. 73, Vergara, Buenos Aires, 1992.
5. El Espectador, 29 de enero de 2012, p. 25 No al TLC con Corea.
6. Revista AGROPOLY, http//www.evb.ch/p19281.html
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